BERJA (335 m. Altitud). Es un recorrido lineal y
antes hemos dejado un vehículo en Darrical. Salimos de la plaza del
ayuntamiento en dirección la Carrera de Granada, una histórica vía de la
localidad antaño barrio morisco (Julbina) y andamos unos 500 metros por
la A-347 carretera de Granada hasta la estación de servicio BP (hemos
cruzado la rambla de Julbina, una vía fluvial ya conocida por los
romanos que le dieron su nombre “Sulbius”), en esta rotonda, con vista
al Mulhacen y la Alcazaba, continuamos por la carretera AL-5400
dirección Peñarrodada, descendemos unos 300 metros y la carretera nos
hace girar hacia la derecha, ahora no hay arcén. Vamos andando junto a
fincas privadas, terrenos cultivados, casas con jardín, invernaderos,
etc. Pasamos junto el cortijo de Encinas, vemos acequias y algún que
otro aljibe a nuestro paso. Son restos de un pasado hidráulico que nos
indica que estamos en La Alpujarra y en donde los trazados hídricos,
agrícolas y en pendientes nos rememoran tiempos pretéritos de cuando la
cultura musulmana se implantó en estas tierras.
Justo al pasar la rambla de Coca, otro curso que
nos recuerda al cortijo de su nombre y que lleva el apellido de sus
antiguos dueños del siglo XVII, nos encontramos la iglesia de San
Francisco de Asís, patrón de la barrida, ya estamos en Peñarrodada. Este
barrio virgitano (antaño morisco: Roalten) es muy popular y en él hay
una fuente pública inaugurada en 1.927. Llevamos 2,85 k. recorridos en
45 minutos.
Continuando por la carretera 650 m. y llegamos a
un cruce donde nos indica “HIRMES: 6 Km.” Abandonamos la carretera de
Hirmes AL-5400 y giramos a nuestra izquierda (según el sentido de
nuestra marcha), andamos unos metros entre invernaderos y el camino
gira a la derecha al llegar a la rambla. Seguimos andando por asfalto,
con la rambla a nuestra izquierda e invernaderos y algunas fincas de
árboles frutales a nuestra derecha. Pasamos por la cortijada de
Rodríguez, donde se acaba el asfalto. Llevamos a 4,35 km., desde la
plaza de Berja y a 850 metros del cruce de Hirmes. Ahora andamos por el
mismo cauce de la rambla, llevamos una hora de camino.
Durante 10 minutos andamos por la rambla;
antiguamente tenía que ser hermoso andar por estos parajes, actualmente,
con los residuos agrícolas que generan los invernaderos, las ramblas y
ríos están llenas de esta basura y hacen que el entorno pierda belleza
natural.
Llegamos a la Casería El Cortijuelo (341 m.
altitud) y nuevamente pisamos asfalto, apenas 100 metros. Ahora andamos
por carril de tierra junto a un invernadero, nos encontrando dos
carriles que sale a nuestra derecha, pero se omiten y nosotros siempre
continuamos recto. Subimos una pequeña cuesta y el camino hace un giro
de 90 grados; encontramos una barrera, aquí es donde comienza el camino
antiguo recién recuperado por el Ayuntamiento de Berja. Ésta parte de
sendero es preciosa, típico camino de herraduras. Es por donde en su
día, ascendió Antonio Rubio con su expedición en 1880.
Cruzamos la cadena y enseguida está el comienzo del
sendero. El camino zigzaguea sinuosamente por tramos empedrados y
balates de piedra. Se nota el deterioro del camino, por haber ido
cogiendo piedras a lo largo de los años, para hacer las paratas de los
cultivos.
Vemos algunas cuevas y una calera enfrente del
camino. No en balde la cal de esta zona siempre fue muy apreciada en
Berja por su pureza blanca y gran calidad de consistencia al blanquear
las fachadas. Llegamos a unas paratas con árboles, cruzamos por encima
de ellas y por un trozo de carril en desuso vamos ganando altura durante
unos 150 metros; nuevamente por sendero, pasamos junto a unos bancales
con olivos y vamos ascendiendo por escalones de tierra y medio llaneo
hasta llegar directamente en media hora de sendero al Llano (558 m.
altitud). Por aquí pasaba la antigua Vereda de Beninar. Desde aquí
tenemos nuevamente vista al Mulhacen y la Alcazaba, Murtas y el
Cerrajón y toda la rambla que hemos traído con Peñarrodada y la Sierra
de Gador.
Continuamos nuestro camino dirección Este, por la
pista de tierra casi un kilómetro. Se ven las ruinas a nuestra
izquierda del cortijo del Llano. Encontramos un carril que desciende
hacia el norte entre pinos, este te lleva al pantano de Beninar, lo
omitimos y a pocos metros nos sale otro carril de tierra hacía el
Sureste que te lleva a la carretera AL-5400, también lo omitimos. A
pocos metros, sobre los 565 m. de altitud. Comenzamos a ascender por
vereda hacia el cerro de los Gutiérrez siguiendo la antigua vereda de
Beninar. Desde aquí ya vemos abajo, hacía el norte parte del pantano de
Benínar por unos momentos. Bordeamos el cerro por su vertiente Sur-Este,
descendemos a un collado cerca de la carretera (544 m. altitud).
Nuevamente comenzamos a pisar camino de herradura antiguo, este nos
lleva hasta las huertas del pueblo. Enlazamos por un carril de tierra
que nos traslada directamente al pueblo de Hirmes (660 m. altitud).
Este pueblo fue pedanía del desaparecido pueblo de
Beninar, actualmente pertenece al Ayuntamiento de Berja. Su nombre
deriva del áraba “Hins” (castillo). Cuenta con una fuente y lavaderos
públicos junto a una gran alberca que históricamente sirvió al lugar
para dar riego a su peculiar vega, organizando un singular sistema de
riego.
La parroquia beninera llevaba por título de Santa
María data del Siglo XVII, aquí se encuentran las imágenes de la Virgen
de los Dolores y el Sagrado Corazón de Jesús (patrones de Hirmes) y las
imágenes de la Virgen del Carmen y de San Roque (patrones de Beninar);
también se encuentran las imágenes de San José y la Purísima. Sus
fiestas son en honor de la Virgen de Los Dolores y El Sagrado Corazón de
Jesús. Suelen ser, el tercer domingo de julio.
Desde la iglesia hay dos opciones, o continuar por
la calle Real y te lleva directamente al camino o se sube por la calle
que hay junto a la iglesia y que te lleva en ascenso, entre casas a los
lavaderos.
Tras una pequeña parada para refrescarnos en la
fuente, reanudamos la marcha descendiendo unos metros para tomar el
camino que discurre entre las huertas y junto acequias, cruzamos la
Ramblilla de Hirmes y llegamos a un carril y los pinos.
Existe una puerta para impedir el paso rodado, se
puede pasar por un lateral. Durante tres kilómetros aproximadamente
andamos por el carril, disfrutamos de las estupendas vistas sobre el
pantano de Benínar. También sobre Hirmes cuando volvemos la vista atrás,
así como de llamativas formaciones rocosas que salpican el camino.
Llegamos a una bifurcación, donde comienza el suelo
cementado. Si continuamos recto y en descenso, llegamos al pantano.
Nosotros giramos a la derecha y comenzamos a ascender. (Llevamos 12,30
Km. recorridos hasta aquí) Seguimos durante un kilómetro, deleitándonos
con la visión del Mulhacen y La Alcazaba al fondo.
Llegamos a otra bifurcación, aquí hay un cartel
que indica: Presa de Beninar: 8,3 Km. En este cruce, si desciendes te
lleva a la carretera AL-6400 y al pantano de Beninar y si continuas
recto, te lleva al Campillo de Darrical.
Nosotros comenzamos a descender dirección el
pantano. En una curva del camino, a la derecha aparece un carril de
tierra. Ese es nuestro nuevo camino y nos adentramos por él. Nos hace
cruzar un pequeño barranco y en ascenso nos introduce entre los pinos.
Andamos ahora a sol y sombra de los árboles, con intermitentes imágenes
del cerro San Juan y el Morrón del Mediodía al fondo. Más cerca y un
poco a nuestra izquierda Las Canteras y Escariantes.
Aunque hay varias bifurcaciones, son carriles
hechos para la limpieza de los pinos, no hay pérdida, está bien
señalizado con mojones de piedra el camino que hay que tomar.
Llega el final del carril sobre los 550 m. altitud
y enlazamos con el antiguo sendero, recién recuperado por el
Ayuntamiento de Alcolea. Es todo descenso y el camino está empedrado. Es
un deleite andar por él, en media hora llegamos al barranco, lo cruzamos
y pasamos junto a unas cuadras y seguido, junto a la fuente La
Ramblilla, con agua donde paramos a refrescarnos, antes de acometer los
últimos metros que nos llevan a la carretera. Aquí ya vemos todo el río
de Darrical con su alameda, esos sempiternos árboles de la familia “populus”,
que en su familiaridad conforman verdaderos hilos verdes. Andamos unos
100 metros por asfalto y ya estamos en el pueblo de Darrical, a 380 m.
altitud, después de una jornada de 17,30 Km. recorridos en seis horas.
Nuestra recomendación en esta Ruta, es caminar por
las calles de Berja y conocer esta población que tiene rincones
preciosos. Desplazarnos con el coche hasta la Iglesia de Peñarrodada y
comenzar el sendero desde allí. Evitamos el riesgo de caminar por la
carretera sin arcén y por asfalto. Nos ahorramos 2,5 Km.
Hirmes es uno de los pocos lugares de la Alpujarra
que se mantiene sin explotar turísticamente, siendo un lugar ideal para
apartarse del bullicio y ruidos propios de otros pueblos y ciudades. El
reloj no es necesario.
Visitar
Darrical
es viajar al pasado, a otros tiempos de serenidad y sosiego, de viejas
costumbres y vida sencilla. Tiene un encanto especial, su arquitectura
típicamente alpujarreña, viviendas de una o dos plantas encaladas,
cubiertas de launa, calles estrechas de cuestas empinadas, escalonadas
por el terreno. Su arquitectura de volúmenes cúbicos, prácticas y sin
concesión al exorno, puede decirse que es el prototipo de arquitectura
rural, típicamente morisca. Verdaderamente esta localidad, arrimada al
río de su nombre y encaramada en las cotas de nivel de la ladera es todo
un retrato fiel de un pueblo morisco.
Singular resulta observar la iglesia de Darrical,
cuya torre campanario es exenta del cuerpo del templo. Se trata de uno
de los pocos ejemplos que aún quedan de este tipo de construcciones que
abundaron en el siglo XVI, pues estas torres eran refugio para los
sacerdotes en caso de rebelión de los moriscos. Por ello observaremos
cómo la comunicación entre torre y templo se realiza en altura a través
de un pequeño pasadizo o puente levadizo. Y verdaderamente no fue casual
que se hiciera, pues en 1568, cuando se alzaron los moriscos de este
lugar, el cura que tenía, el licenciado Torrijos, logró salvar su vida
refugiándose en esta torre-fuerte.
Darrical se encuentra ubicada al margen izquierdo
del Río Alcolea, dispone de un paseo natural a lo largo del Río. Esto
hace, que esta zona sea un paisaje único e impresionante. Destaca el
cauce que la reina Isabel II, mandó construir en su intento de llevar el
agua desde el Río, al Campo de Dalias para riego y a Aguadulce. De esta
forma, dotar de agua potable a Almería. Intento fallido, por su coste y
que solo se construyeron unos cinco kilómetro.